martes, 1 de marzo de 2016

¿Cuáles son los conceptos generales?


La angina es una de las manifestaciones de la cardiopatía isquémica, junto con el síndrome coronario agudo (SCA) y la muerte súbita. La angina se define como un dolor torácico opresivo, o sus variantes clínicas, secundario a isquemia en el miocardio. Esta isquemia se produce porque la demanda de oxígeno del músculo cardíaco supera la oferta que la arteria coronaria correspondiente consigue hacer llegar. La causa más frecuente de angina es la estenosis de una arteria coronaria por ateromatosis. Si la estenosis es fija (placa ateromatosa estable), el umbral de isquemia es siempre similar y aparece con niveles de ejercicio predecibles, lo que constituye el cuadro clínico denominado angina estable. Se denomina angina inestable a todas las variantes de la angina que no siguen una aparición del dolor para un umbral fijo y aparecen en reposo, con un umbral de ejercicio variable o cada vez más reducido, y a la angina de inicio reciente y, por lo tanto, de evolución impredecible.





Borrás Pérez, F. (2012). Diagnóstico y estratificación de la angina estable. Revista Española de Cardiología Suplementos, 12, pp.9-14.

¿Cuál es la definición de síntoma como queja?


La definición de angina de pecho crónica o estable ha permanecido sin modificaciones sustanciales desde la década de los ochenta. De hecho, la definición de las últimas guías de práctica clínica publicadas (Sociedad Europea de Cardiología, 2006), como un síndrome clínico caracterizado por sensación de molestia o malestar en el tórax, las mandíbulas, los hombros, la espalda o los brazos que típicamente se desencadena por el ejercicio y se alivia con el reposo o la nitroglicerina y es atribuible a isquemia miocárdica, es similar a la propuesta en 1982 por el Grupo de Trabajo de la Angina de Pecho de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología y que mantuvo en 1995 la misma Sección en sus documentos que pretendían normalizar los conceptos y la terminología.




¿Cuál es el cuadro clínico específico?

La angina es una de las manifestaciones de la cardiopatía isquémica, junto con el síndrome coronario agudo (SCA) y la muerte súbita. La angina se define como un dolor torácico opresivo, o sus variantes clínicas, secundario a isquemia en el miocardio. Esta isquemia se produce porque la demanda de oxígeno del músculo cardiaco supera la oferta que la arteria coronaria correspondiente consigue hacer llegar. La causa más frecuente de angina es la estenosis de una arteria coronaria por ateromatosis. Si la estenosis es fija (placa ateromatosa estable), el umbral de isquemia es siempre similar y aparece con niveles de ejercicio predecibles, lo que constituye el cuadro clínico denominado angina estable. Se denomina angina inestable a todas las variantes de la angina que no siguen una aparición del dolor para un umbral fijo y aparecen en reposo, con un umbral de ejercicio variable o cada vez más reducido, y a la angina de inicio reciente y, por lo tanto, de evolución impredecible.

En ocasiones, especialmente en la literatura anglosajona, se habla indistintamente de angina estable y de cardiopatía isquémica crónica estable, pero debe quedar muy claro que no son conceptos intercambiables. Mientras que la angina estable es un cuadro clínico muy bien definido, en el que el paciente describe una clínica específica secundaria a un episodio transitorio de isquemia miocárdica—que puede producirse con coronarias normales—, la cardiopatía isquémica crónica implica que el paciente tenga un diagnóstico establecido e inequívoco de un antecedente de isquemia coronaria, pero que pueda estar activo o totalmente asintomático y que quizá no haya isquemia residual. El concepto de cardiopatía isquémica crónica es más amplio que el de angina estable e incluye a los pacientes con antecedentes de infarto o de revascularización coronaria, independientemente de su estado clínico actual. En el esquema clásico ilustrado en la Figura 1, el paciente con angina estable está en el cuarto escalón, el que corresponde a manifestaciones clínicas, mientras que el paciente con cardiopatía isquémica crónica puede estar en el segundo escalón si hay evidencia de enfermedad arteriosclerótica coronaria, en el tercero si se demuestra isquemia miocárdica o en el cuarto si tiene clínica de angina o de SCA; precisamente, el trabajo del cardiólogo será identificar en qué estadio se encuentra, dado que los niveles de riesgo cardiovascular son diferentes.

¿Cuál es la clasificación?


Para graduar la gravedad de la angina estable, la clasificación más utilizada es la de la Sociedad Canadiense de Cardiología, que describe cuatro niveles de angina en función de la intensidad de ejercicio que se puede realizar antes de que se presente el dolor anginoso (Tabla 2). Esta clasificación se ha impuesto por la facilidad de uso y por la buena asociación con el pronóstico de la angina, que empeora a medida que la clase funcional aumenta. La gravedad de la angina difiere según el ámbito donde se controle al paciente y suele ser más importante en las áreas cardiológicas. En el registro AVANCE5, que incluyó a 2.024 pacientes con angina estable en consultas externas de cardiología, un 49% declaraba estar sintomático y un 14% tenía una clase funcional III o IV de la citada clasificación.

¿Cuáles son los criterios diagnósticos?

Ante un paciente que consulta por un dolor torácico crónico y estable, el médico debe responder a dos preguntas básicas: ¿qué probabilidad tiene este paciente de que se trate de una angina de pecho? y ¿cuál es la mejor forma de confirmar o descartar el diagnóstico?

El diagnóstico de la angina es clínico y se caracteriza por una molestia en la zona retroesternal que puede variar desde cierta pesadez a un dolor intenso, sin que haya una relación directa entre el grado de malestar y el grado de isquemia subyacente. De forma típica, la angina aparece con el ejercicio o en circunstancias que aumentan el trabajo cardiaco, como el estrés emocional, el frío intenso o una comida copiosa, dura unos pocos minutos y cede con el reposo o tras la toma de nitroglicerina. Estos tres criterios (localización retroesternal, su relación con el ejercicio y la desaparición con el reposo o la nitroglicerina), los describieron Diamond et al en 1979 y posteriormente se tradujeron a los términos de angina típica si tiene las tres características, angina atípica si tiene dos y dolor torácico no anginoso si sólo tiene una o ninguna. Esta clasificación no es puramente semántica, ya que, en combinación con la edad y el sexo del paciente y de acuerdo con los resultados del estudio CASS y otros posteriores, permite determinar la probabilidad de que haya una enfermedad coronaria subyacente. Estas cifras, denominadas probabilidad pretest de enfermedad coronaria, se describen en la Tabla 1, están disponibles en los portales de las principales sociedades cardiovasculares y se han incorporado a calculadoras electrónicas para ordenadores o dispositivos móviles.

¿Cuáles son los diagnósticos diferenciales a tener en cuenta?

 En el diagnóstico diferencial hay que considerar:

  • Angina secundaria a estenosis aórtica o miocardiopatía hipertrófica obstructiva: la clínica puede ser indistinguible de la angina debida a obstrucción coronaria. Es muy importante la exploración física, además de otras pruebas diagnósticas.
  • Dolor de origen digestivo: la causa más frecuente es el dolor esofágico (reflujo gastroesofágico, esofagitis, etc.). Aunque a veces es muy difícil distinguirlo del dolor anginoso, sobre todo en pacientes que se comunican mal, la relación con las comidas y la posición, influencia de la presión abdominal y la respuesta a tratamiento específico sirven para establecer el diagnóstico diferencial. Es conveniente tener presente que el reflujo esofágico es muy frecuente y puede coexistir con la angina de pecho en muchos pacientes.
  • Dolor costocondral: el síndrome de Tietze se caracteriza por dolor e hinchazón en las articulaciones costocondrales, que son dolorosas a la presión. Es conveniente no omitir esta exploración en todo paciente con angina.
  • Pericarditis: el dolor pericárdico suele aumentar con la respiración y no se alivia con nitroglicerina.
  • Dolores musculares: la causa más frecuente de consulta sobre dolor torácico -sobre todo en personas jóvenes- son los dolores tipo pinchazo, muy localizados, de segundos de duración y relacionados con situaciones de ansiedad.


    (STILOGO), S. (2016). Diagnóstico diferencial de la angina estable. [online] Cardiofamilia.org. Available at: http://www.cardiofamilia.org/angina-estable/diagnostico-diferencial.html [Accessed 1 Mar. 2016].

¿Existen preguntas clave que puedan ayudar a detectar el síntoma en la entrevista con el paciente?


  • Antecedentes familiares de cardiopatia isquemica.
  • Indagar sobre la dieta del afectado, ya que una dieta alta en colesterol aumenta la incidencia de aparición de anginas por oclusión de la arterial coronaria.
  • Antecedentes patológicos como diabetes mellitus asociada.


Bonet Basiero, A. and Bardají, A. (2010). Epidemiología de la angina estable. Revista Española de Cardiología, [online] 10(Supl.B), pp.3-10. Available at: http://www.revespcardiol.org/es/epidemiologia-angina-estable/articulo/13156586/ [Accessed 2 Mar. 2016].

¿Qué pruebas podemos utilizar para el diagnóstico?

Un factor muy importante en el diagnóstico de la angina de pecho es el ámbito donde se realiza. Normalmente los cardiólogos no son los primeros en ver a los pacientes con dolor anginoso, sino que estos acuden al médico de familia o a los servicios de urgencias, sea directamente o referidos por el médico de atención primaria. Esto ha generado en los últimos años un esfuerzo muy importante para diagnosticar correctamente a estos pacientes y ha impulsado la creación de dispositivos específicos como las unidades de dolor torácico, sean estructurales o funcionales. Estas unidades se desarrollaron sobre todo para diagnosticar episodios de isquemia coronaria con riesgo vital para el paciente (riesgo de sufrir un SCA), acortar el tiempo de estancia en el área de urgencias y, al mismo tiempo, orientar en los procesos diagnósticos y terapéuticos más adecuados. Indirectamente, han desplazado el diagnóstico de la angina hacia una vertiente mucho menos clínica, donde predominan las pruebas complementarias como las determinaciones de las enzimas de necrosis, los electrocardiogramas (ECG) seriados, las pruebas de esfuerzo de provocación de isquemia en sus diferentes variedades e incluso las técnicas de visualización del árbol coronario por métodos no invasivos o por angiografía. Evidentemente, realizar pruebas en pacientes con bajo riesgo de un SCA se asocia con un aumento de falsos positivos, pruebas innecesarias para completar el estudio y un incremento de costes.

¿Cómo se puede conseguir un mejor cumplimiento en el tratamiento?

Los objetivos del tratamiento de los pacientes con angina estable son: a) mejorar el pronóstico previniendo el infarto de miocardio y la muerte mediante la reducción de la incidencia de eventos trombóticos agudos y el desarrollo de disfunción ventricular izquierda, y b) mejorar los síntomas reduciendo los episodios isquémicos y aumentar la calidad de vida. El tratamiento antianginoso frecuentemente es subóptimo por un bajo grado de adhesión a las guías y por los frecuentes efectos secundarios. Intervenciones destinadas a mejorar la cumplimentación de las guías y nuevos fármacos, como la ivabradina, pueden ayudar a optimizar el tratamiento de los pacientes con angina estable.

Alonso, J. and Bueno, H. (2007). Angina de pecho estable. Trascendencia clínica en la era de la intervención, limitaciones y avances actuales de su terapia farmacológica. Revista Española de Cardiología, [online] 7(Supl.D), pp.9-18. Available at: http://www.revespcardiol.org/es/angina-pecho-estable-trascendencia-clinica/articulo/13108448/ [Accessed 2 Mar. 2016].

¿Cuáles son los pasos a seguir ante un paciente con este síntoma?