La
angina es una de las manifestaciones de la cardiopatía isquémica, junto con
el síndrome coronario agudo (SCA) y la muerte súbita. La angina se define
como un dolor torácico opresivo, o sus variantes clínicas, secundario a
isquemia en el miocardio. Esta isquemia se produce porque la demanda de
oxígeno del músculo cardiaco supera la oferta que la arteria coronaria
correspondiente consigue hacer llegar. La causa más frecuente de angina es la
estenosis de una arteria coronaria por ateromatosis. Si la estenosis es fija
(placa ateromatosa estable), el umbral de isquemia es siempre similar y aparece
con niveles de ejercicio predecibles, lo que constituye el cuadro clínico
denominado angina estable. Se denomina angina inestable a todas las variantes
de la angina que no siguen una aparición del dolor para un umbral fijo y
aparecen en reposo, con un umbral de ejercicio variable o cada vez más
reducido, y a la angina de inicio reciente y, por lo tanto, de evolución
impredecible.
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En ocasiones, especialmente en la literatura anglosajona, se habla
indistintamente de angina estable y de cardiopatía isquémica crónica estable,
pero debe quedar muy claro que no son conceptos intercambiables. Mientras que
la angina estable es un cuadro clínico muy bien definido, en el que el paciente
describe una clínica específica secundaria a un episodio transitorio de
isquemia miocárdica—que puede producirse con coronarias normales—, la
cardiopatía isquémica crónica implica que el paciente tenga un diagnóstico
establecido e inequívoco de un antecedente de isquemia coronaria, pero que
pueda estar activo o totalmente asintomático y que quizá no haya isquemia
residual. El concepto de cardiopatía isquémica crónica es más amplio que el de
angina estable e incluye a los pacientes con antecedentes de infarto o de
revascularización coronaria, independientemente de su estado clínico actual. En
el esquema clásico ilustrado en la Figura 1, el paciente con angina estable
está en el cuarto escalón, el que corresponde a manifestaciones clínicas,
mientras que el paciente con cardiopatía isquémica crónica puede estar en el
segundo escalón si hay evidencia de enfermedad arteriosclerótica coronaria, en
el tercero si se demuestra isquemia miocárdica o en el cuarto si tiene clínica
de angina o de SCA; precisamente, el trabajo del cardiólogo será identificar en
qué estadio se encuentra, dado que los niveles de riesgo cardiovascular son
diferentes.
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